Deportes

No habrá ninguno igual, no habrá ninguno…

Por Vito Amalfitano

Se va un año difícil para todos los marplatenses y para los argentinos en general. Quizá el más duro de los tiempos democráticos. Pero extraordinario en materia deportiva.

Aldosivi Campeón. El Mundial más impresionante de la historia. Boca y River, River y Boca, en la final de la Copa Libertadores de América. Un año del fútbol y del deporte único, inédito, irrepetible. Para Mar del Plata y para Argentina. No habrá ninguno igual, no habrá ninguno…

Claro que dejaron una marca indeleble los años en los que la Selección Argentina del deporte más popular del país se consagró campeona del mundo. Nada supera a Argentina campeón del mundo. Pero ni aun en el aciago 78 (por otras razones)- que también tuvo el Mundial en Mar del Plata, nada menos (se cumplieron 30 años en este 2018),- ni en el 86 del inolvidable Diego, se conjugaron además dos acontecimientos que no tienen antecedentes en la historia: un equipo de Mar del Plata campeón nacional y una final de Libertadores entre River y Boca.

Con LA CAPITAL fuimos testigos en el lugar de los hechos y tuvimos el orgullo de contarles a nuestros lectores estos tres hechos sin precedentes desde una perspectiva diferente. Desde Sarandí, donde Aldosivi logró el título que el fútbol de Mar del Plata soñó desde su nacimiento. Y desde todas las canchas donde se gestó este ascenso con corona. Desde Moscú, San Petersburgo, Niznhy, Kazán, donde se jugó el Mundial más grande en el país más grande. Y desde la Bombonera. Y desde Madrid, la sede insólita para una final única. Más que nunca podemos decir que fuimos enviados especiales a hitos históricos, acontecimientos cuyas crónicas del diario serán consultadas dentro de 100 años. Por eso surge la idea de juntarlas en este suplemento, como una compilación apretada de esas crónicas con las que se escribirá la historia, más que como un anuario convencional y efímero.

Además, el plus de los comentarios de otros dos partidos inéditos en la historia: la primera vez que Alvarado jugó en Copa Argentina ante un grande como Boca, y Nación campeón del fútbol de Mar del Plata, justo en el año de su centenario y después de 66 temporadas sin consagraciones.

Desde el canto loco bajo la lluvia de Sarandí de los hinchas de Aldosivi, tras una arremetida de primera del equipo de Gustavo Alvarez, en el último tramo de la B Nacional, a la noche blanca de Saint Petersburgo en la que nos desahogamos con un gol de Marcos Rojo después del único gran destello de Messi para la salvación del escarnio de la eliminación en primera ronda de una Selección caótica. De la final imposible que se contó con el sentimiento desde la Bombonera hasta el viaje insólito a Madrid.

Era inimaginable, al comienzo del año, estar en la cobertura de cuatro finales de fútbol tan disímiles y extraordinarias. Dos, en realidad, estaban programadas, solo una con protagonistas definidos, la del 14 de marzo en Mendoza, la por la Supercopa Argentina entre Boca y River. Parecía lo más importante para ambos en mucho tiempo. Tanto que se trataba de la primera final entre los más grandes del fútbol argentino en 42 años. Y River fue supercampeón con una “paliza táctica” que empezó a signar los Superclásicos de 2018 hasta que llegó aquella definición impensada de la Copa Libertadores.

Se preguntaba desde Mendoza en estas páginas en marzo pasado si ganar aquella final no era, para Boca y River, acaso lo más importante del año, incluso más que quedarse con la Copa Libertadores. Nadie podía imaginarse que lo que tardó 42 años en reeditarse, una final absoluta entre ambos, volviera a repetirse apenas ocho meses después, y nada menos que para resolver el campeón del máximo certamen del fútbol de América. Pero que insólitamente se terminó en Madrid.

Después de aquella final programada llegó otra impensada y gloriosa para el fútbol de Mar del Plata. Aldosivi arribó a la cima de la B Nacional en igualdad de puntos con Almagro y tuvo que definir en un partido en la cancha de Arsenal. Y el equipo de la ciudad, tal como lo reflejó LA CAPITAL en aquellas páginas del 4 de mayo de 2018, lo afrontó como se deben jugar las finales. Se impuso con solidez y fútbol para subir nada menos que a la Superliga. Con el plus de consagrarse campeón, algo que no había logrado en su anterior ascenso y nunca ningún otro equipo de Mar del Plata había conseguido a nivel nacional.

La otra final que estaba prevista pero con protagonistas inciertos fue la de Moscú. Y fue otro choque inédito para el fútbol. Con Croacia por primera vez en la definición del Mundial, que tuvo a Luca Modric, el mejor jugador de 2018; y un campeón como Francia que dejó una enseñanza de integración e inclusión en un mundo que amenaza con el reinado de la exclusión. Y en la Copa del Mundo que fue una gigantografía de 32 días. Todo inmenso en el país más grande. Una Rusia imponente que nos envolvió en el marco del Mundial mejor organizado.

Más de 32 días, más que un Mundial, duró la final menos pensada. El “regalo” increíble que deparó el final del año. Fue la más larga del mundo, en un homenaje a Soriano que ya anticipamos en la cobertura desde la Bombonera, después de mil idas y vueltas con cambios de días, de horarios, de suspensiones, de presidentes que querían visitantes y que después no supieron custodiar un micro… Pero fue aun más larga que la ficción rememorada del gran Gordo marplatense. Todavía faltaba el papelón de definirla en Madrid. Y hacía allí fuimos igual para la cobertura de un acontecimiento histórico independientemente de la vergüenza nacional. Fue, efectivamente, el partido imposible, como se escribió desde la Bombonera. Lo que se jugó después ya no tuvo que ver con aquella Libertadores. Fue la Copa Conquistadores de América. En cualquiera de las formas, de todos modos, de principio a fin, el gran conquistador fue el River de Gallardo. En Mendoza, en la Bombonera, en América, en Europa. En el año de las finales menos pensadas.

@vitomundial

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